Queridísima niña, que ahora me lees:
Desearía poder saber tu nombre, poder dirigirme a ti y que estuviéramos en igualdad de condiciones, pero esta es una carta de un único sentido.
Mi nombre es Kenya Stéphanie. Me gusta usar mis dos nombres porque así lo quiso mi madre. Si pudiera, me presentaría con todos los nombres que algún día me pusieron aquellos que me quieren. Diría muy rápido: Encantada, soy Kenyastephanielunapaulaestefaniaamorpipita.
Es justamente por lo extraño que sería presentarme así por lo que escribí todo lo que todas esas niñas sienten en mi pecho. Es el único modo de que hablen todas, con calma, cada una con su turno de palabra.
“Niña efímera” nace de la urgencia de encontrar mi identidad, de recoger con las manos todas las fisuras de la infancia y amoldarlas a lo que hoy es mi pena, traducirlas a un lenguaje imperecedero, que residan para siempre en las manos de quien me lea.
Gracias por sostener mis dos corazones, cuida de nosotras.
Con todo el amor del mundo,
Kenya Stéphanie.